domingo, 26 de agosto de 2012

del lado de acá


“”
una vez comíamos en la calle bajo los cúmulos de edificios desiertos
una brecha se abrió y adentro vimos
cabezas extraterrestres del espacio, incrustadas en los muros
sus llamaradas de fuego en los ojos planos de extraterrestres
y visiones de tigres dibujadas entre brillos en la distancia vacía

pasos puros de la verticalidad
voces exageradamente intensas
aún es pronto para vinear la calle
y vomitar los restos del hielo estomacal,
tras las jornadas del hábito
más me creo los huesos solos y abiertos como tumbas
su golpeteo
el tumbado encuentro del sol con su estricto mutar

gato sopla hoja de una flor enruinas
para abrir la puerta
fecha de la muerte de Kafka en la memoria de la llave
ciudades  del siglo XXI y sus leyes de  retornancia
en un sueño  vienen creciendo mamíferos
habitaciones rellenas de seres no deseados
cuerpos brevísimos de móvil visión:
de la basura al frigo, del vertedero a la mesa

objetiva precariedad de la clase media a la espera de la expulsión
de la enemistad forzada con la casera del piso sin pagar
de la piel picada, enferma de amargura
disputas del hambre
te atreves a decirlo y se corre el rumor
mente cobarde, cuerpo avejentado
muerde tu tierra, arráncate a bailar
la cumbia porteña
te espera
-lado de allá del pacífico, qué esperas-

(como este classic rock de un bar cubano, la calle huertas
donde a estas horas se empieza a oler el ron y la buena hierba
que no puedo pagar
pasa un hombre, una botella de bacardí bajo el brazo
la calle huertas se llena de rubias cabezas
un señor gordo mira beber por la ventana y fuma)

eh! desgarros de la pintura ancestral
visiones extraterrestres
enfrente de casa un hombre atraca la gasolinera y grita: viva Cuba!
enfrente de casa un hombre atraca la gasolinera: botella de ron bajo el brazo
así, quemaduras del alcohol barato
para desentrañar los muros de este acá invernal
islas aparte, recuperemos el mar y sus
carreteras, su polvo

así, alguien sacó medio cuerpo por la ventana
que daba a un parking gigante
escupió, la saliva tardó en chocar contra el primer toldo que sencontró
fumó su cigarro estéril, la ceniza flotó
y eso fue mucho
pero ahora queda el vertido hamletiano:
el hueso de deci-dir
pero dí, dí, venga